sábado, 22 de abril de 2017

¡Hola!

Hace tres años no escribo más que un texto anual para publicar aquí. Mi tesis lleva dos años y ya está terminada. Sé que esto no es un lugar para poner este tipo de comentarios pero me siento bien y quiero contarle a mis lectores – olvidados totalmente – que vuelvo a la escritura. Este año escribiré mucho, quizás tanto o más de lo que creé para cuando abrí este blog. Es tiempo de recoger toda mi experiencia y dejarme llevar, navegar de un lado a otro buscando historias. Espero me lean. ¡Un fuerte abrazo!

viernes, 21 de abril de 2017

Leona

Hace mucho que sólo escribo textos académicos; no he tenido tiempo para más. Hoy vi una publicación tuya y pensé que me hacías mucha falta, que de alguna manera me importabas mucho más de lo que creía. Fuiste mi sobrina favorita desde que te conocí. Ahora, sin la institución de por medio y nuestras diferencias, hemos caído en un olvido sistemático.

Feliz navidad, leona.

Feliz año nuevo, panda.

Silencio. En mi computador suena la obra del Cascanueces, va por el “Pas de deux”. Quizás por eso me arriesgo a escribir. El pasado 2016 fui a verte ser parte del coro en una obra hermosa y triste; había trabajado todo el día y estaba agotado, por lo que no pude evitar dormirme. Me viste desde lejos y, junto a esa chica que nos conoce a los dos, te burlaste de mí. Luego ella me contaría. En mi sueño siempre te burlas; en mi sueño te importo. Luego despierto y la obra ha acabado, los músicos no están, el coro se ha ido. Salgo bostezando y no te busco. Voy pensando que todo es una metáfora de nuestra vida juntos, que sólo estoy despierto cuando ya te has ido, cuando te has cansado de esperar mi risa y mis chanzas. Soy un personaje sin desvelo, ese que ya no se entera de nada
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¿Viajarás este año?

No, pandita. Iré sólo a vacaciones. ¡Mi madre me ha comprado mucha ropa!

Quédate. Quédate. Quédate. Aquí, conmigo, no vayas a ese lado del mundo donde tu vida será mejor. No digo eso, sonrío y te deseo las mejores vacaciones. Quiero gritarte que me des un abrazo, me beses, veas una película conmigo. Pero también deseo que huyas lejos y encuentres tu propia vida, tus sueños, tu voluntad. Adiós, nos veremos el otro año, leona. Beso leve en la mejilla y cae el telón. Fue un buen montaje.

No te volví a ver, ni hablar después. También abandoné las partidas de rol donde te encontraba por medio de él, Santiago, brillante flautista y persona. Es abril de 2017 y ya no sé de ti, excepto por esa publicación. Escuchaba Extremoduro en mi cuarto y terminé frente al computador escuchando a Tchaikovsky, escribiendo una carta que no deseo entregarte. Han pasado varios minutos desde que te bloqueé como un niño que huye de sus miedos. Vine aquí a despedirme, a cerrar el ciclo, a respetar la decisión de arrancarte de mi vida. El cine, el manga rosa, la literatura contemporánea defienden la idea de que no tengo poder sobre mi crimen. Pero se equivocan: puedo hacerlo sin tu consentimiento porque no te importa.


Adiós leona. Ya no es necesario coincidir más, no te debes preocupar por encontrarme. Si lo haces ignórame. El telón cerró hace un par de meses y no quiero seguir escribiéndote líneas de diálogo. Adiós leona. ¡Y buen viaje!