El 04 de marzo del 2013, caminando por la universidad, decidimos detenernos. Nos miramos a los ojos y acordamos que había llegado el momento, que era necesario formalizar ese amor enredado que estábamos llevando. En ese entonces ya habíamos practicado muchas escenas del cine de comedia romántica y nos sobraba amor; no creíamos que fuera para siempre pero estaríamos contentos con lo que durara esta eternidad.
El 15 de mayo del 2022, a las 00 horas y algunos minutos terminó la eternidad. Nueve años completos. Terminamos siete días antes de tu cumpleaños. Me alegra haberte dado el regalo que preparé para ti temprano ese día; no sabría qué hacer con él, en mi cuarto, después de que nos hubiéramos agregado a la lista de cosas para olvidar. Mientras me explicabas un amor que ya no tenía sentido y me pedías que te convenciera de que siguiéramos, de que estábamos destinados, yo callaba y miraba tus ojos que se ahogaban en llanto. No pude llorar, no quise sentir, traté de racionalizar todo. Y entré más lo pensaba más me encontraba con el vacío.
Aún tenemos proyectos de inversión juntos, dos viajes pagados para escuchar dos artistas que amamos y la incertidumbre de muchas amistades que nos quieren por ser nosotros. Y yo solo pensaba en todos los espacios vacíos.
Escuchamos música abrazados y lloraste en silencio. Yo me fui encerrando hacia adentro, buscando todas las protecciones necesarias para poder sobrevivir tu ausencia. Al cambio de canción se reprodujo, automáticamente, una canción de Jorge Drexler que nunca había tenido sentido. Y de repente lo tuvo; y de repente se instaló en todos mis vacíos.