jueves, 14 de abril de 2011

La prosa y la muerte

La noche que le conocí fue perfecta. Él era un hombre que en una noche se enamoró, se casó, invocó al viento y desapareció. Se esfumó de la misma manera en que llegó; entre las hojas de una extensa novela, galopando hacia un elaborado epílogo. Otro mártir de uno de tantos asesinos que se ocultan tras una afilada prosa. Otro héroe, que tras solucionar todos sus problemas huye de nuestra “realidad” buscando su lugar. El dueño de una de las tantas lapidas de más de 200 páginas que ahora venden sin vergüenza en las librerías: El personaje principal de una novela.

El escritor de una narración, ya sea novela o cuento, saca una “pluma” y se sienta a escribir. Con la tinta crea un mundo de palabras lleno de personas y todo tipo de seres que pasen por su cabeza. Lo desarrolla con estilo y delicadeza durante la historia y cuando termina de usarlos desaparecen “sospechosamente”. La vida que se les fue dada pierde sentido más allá de su contexto. Mueren tras pasar la historia; para ellos no hay nada después de su final feliz. ¿El hecho de crear te da derecho a matar a tus creaciones? Si fuera así, todas las madres matarían a sus hijos cuando se cansaran de ellos. Los escritores del género narrativo son asesinos disfrazados de “artistas”.

Ahora bien, algunos lectores les dan vida a sus personajes más allá del texto. La historia continua en la imaginación de cada uno. Es más, el autor también llevaría a sus personajes presentes en el mundo supuesto que les creo. ¿Se puede afirmar que trascendieron la historia y ahora viven también en los corazones de los lectores y el autor? No. La historia termina junto a sus personajes. Los retazos que quedan de su “personalidad” en la mente de cada uno, son como los recuerdos que se alborotan cuando muere un familiar cercano.

Cada nuevo lector, es una nueva vida para ese mundo de personajes, no una nueva historia. El final es inevitable e invariable. Quizás un nuevo autor reescriba la historia con otro final más atrevido, pero no será producto del mismo mundo del autor original. El ciclo se repite una y otra vez. El héroe muere para volver a nacer en las primeras páginas de un nuevo libro corriendo hacia el final que tan bien conoce. Es verdad que el lector le da vida a la historia, pero es el escritor quien decide cuándo debe comenzar y cuando debe terminar. El final es inmutable.

Como ejemplo, podemos ver la novela de Gabriel García Márquez: Cien años de soledad. En más de 400 páginas el autor logra, de creativas maneras matar a toda una familia  y condenar un pueblo al olvido. ¡No espera a que desaparezcan con el final del libro! Les va quitando lentamente sus papeles concorde pasa la historia. Les destierra uno por uno hasta que su último personaje Aureliano “n” descubre que desde un principio estaba condenado a morir por la maldición familiar. ¡El perfecto asesino!

Hay autores que tratan de trascender la historia con sagas eternas, pero tarde o temprano terminan. No les basta con crear seres que al final morirán; Deben darle una vida más extensa para que en la última página sea más doloroso para el lector separarse de sus  amigos de aventura. Sea por muerte o por final feliz, nos separamos del libro con el sabor amargo de que no volveremos a saber de ellos; de sus riñas imaginadas y sus frases cliché; de todo aquello que nos enseñaron. El escritor debe tener un placer macabro con el dolor ajeno para escribir este género. Definitivamente.

¿Qué ocurrió con Miguel Strogoff? ¿Se habrá casado la caperuza roja con el hijo del cazador que la salvó? ¿Volvió Bastian Baltasar Bux a Fantasía? ¿Qué fue de mis héroes favoritos? ¿Por qué no fui invitado a su funeral? No lo sé. Probablemente se hayan olvidado de uno de sus lectores dedicados. Les revivo una vez al mes para encontrarme de nuevo buscándoles a ciegas en las librerías de mi simpática realidad. Sus autores se esconden tras  escritorios de madera remojando un puñal en tinta y riendo. Riendo del destino de los seres que crean y matan en su imaginación. Seres que los alimentan con sus historias. Seres perdidos en algún lugar de la mancha…

1 comentario:

  1. Me encantó este escrito. Te recomiendo una película, se llama "Ink Heart". Describe alg muy parecido a lo que tu narras. Sabes? me encanta cada vez más tu forma de escribir.

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