miércoles, 30 de marzo de 2011

So...

Y me atrapaste con tus labios cubiertos de ponzoña. Me engañaste con tu mirada compartida que al no ser de nadie era de todos. Caí en el engaño de tus ojos de esmeralda y me deje llevar por la rutina de soñarte. ¿Quién es tan idiota de volverse adicto a una idea? No lo sé, pero mi imagen de ti, siempre optimista y cariñosa, no era mi imagen. Era tu reflejo en la realidad. Era lo mismo que todos veían y ante lo que todos los descorazonados caían sin saberlo. ¿Qué harás ahora con tantos corazones destrozados? Probablemente una escalera para encontrar el tuyo propio, que, con el afán de obtenerlo todo, se perdió entre las nubes y jamás regresó.

1 comentario:

  1. Parece que no soy el único que tiene por costumbre caer en el engaño de unos ojos :D.

    Por cierto, en este y en "muro de fuego" me gusta el ritmo que llevas; eso sí, reitero lo de las tildes.

    A menos de que el corazón seas vos (?)"se perdió entre las nubes y jamás regreso/ó"

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