''Uno acaba convirtiéndose en aquello que ve en los ojos de quienes desea’’ C. ZAFÓN
Supongo que es una sana idiotez.
La idiotez de por sí no es sana y es evitable. Hay una cura de paciencia, reflexión y tolerancia pero ¿Qué hacer? Me consume un egoísmo y una posesión ilusoria sobre una persona. Ella no me pertenece. Yo no le pertenezco. Cada quien hace con su puta vida lo que se le antoja.
¿Lo qué se le antoja? ¡Qué va! Soy una pieza de ajedrez en el tablero de sus caprichos. Me muevo a su ritmo y las olas de su deseo revuelven mi estomago. Quiero significar en su mundo, ser invitado a todo aquello que quiere esconder. Quiero ir más allá del mundo superficial en el que me ha encasillado, el mundo al que dice, pertenezco.
Pero, caray. La vida no es una ficción mal escrita ni yo soy el héroe de un drama de telenovela. Los besos que perdí, se volvieron materia restringida para mis anhelos. El cuerpo en el que me quiero perder en un juego de sudor, saliva, cariño y placer no pasa de ser el protagonista de un sueño erótico inconcluso. Aún me despierto y mi cama es la mitad de grande de lo que desearía. Eso y el doble de vacía.
La amistad es extraña. El amor, una cagada y tú, tú eres una calentura mal sintonizada. Estamos fuera del margen impuesto, pensando como nos enseñaron. ¿Qué voy a esperar? Todo lo que se anticipa es la posibilidad de una experiencia ajena. Pero nadie es como tú ni como yo, cariño. Para nosotros solo queda improvisar. Yo, seguirte deseando y muriendo por no tentarte a seguir. Tú ¿tú?
No hay comentarios:
Publicar un comentario