domingo, 23 de noviembre de 2014

El límite para ser un caballero

Llueve a cántaros afuera; es otro mundo. Adentro la vida fluye a gritos, órdenes, luces y un hombre con una cámara enorme corriendo por el lugar. ¡Acción! Miguel camina por un sendero cubierto de polvo gris. Las piedras de icopor le rodean y frente a él, los galeotes hechos esclavos. Sancho camina a su lado, junto a un burro, imaginario, porque todavía no lo han montado en la escena. Es muy difícil conseguir un burro y no tan difícil crearlo digitalmente. A Miguel le asquea que no haya burro y le gusta su personaje, Don Quijote. ¡Corten! Excelente, muy buen Quijote. Afuera llueve,pero en la Obra de Cervantes no llovió nunca, es curioso y da el placer de vivir.

-         Haremos la escena del Yelmo otra vez.
-         Señor director, la escena también ocurre en un exterior. La luz no queda real.
-         Eso le toca a arte. Además, querido Quijote: La vida ocurre en un escenario.

Su vida transcurrió, efectivamente, en un escenario. Bajo este. Las luces eran de colores y no puede compararlas porque no salió mucho al exterior. Mientras actúa en público o para la cámara,  los anuncios de neón que vio cuando finalmente salió del teatro se le parecen a las luces del escenario. Pero las luces estuvieron primero. Su vida está en la tarima, viendo teatro, leyendo guiones,obras de caballería y su favorita, la del Ingenioso hidalgo. Él es el único que podría hacer ese papel, lo vivió por años, lo interiorizó, dibujó su propia realidad. Frente a la cámara es el Quijote, imbatible, ingenioso y noble de Cervantes. Escena doce, ¡Acción! Miguel camina hacia el hombre que tiene el yelmo de Mambrino. Sancho, terco, ve una bacía, pero es comprensible; está embrujado y él, el pobre Sancho es un hombre sencillo. ¡Pobre Sancho! Pero la bacía debe caer en las manos correctas, en las suyas, las del Caballero Quijote; las merece. Se debate con ira hasta ahuyentar al insensato; su nobleza triunfa. ¡Corten! No se debe ceder el yelmo tan fácil, una cosa es la literatura y otra el cine; cuando se muestran las cosas se muestran exageradas,diferentes, más claras. Ambos medios tienen distintos lectores. Miguel no suelta la bacía.

-         Director, deberíamos dejar los exteriores para grabarlos afuera.
-         ¿No ve que estamos rodeados por una lluvia que muta la ciudad y la asfixia?
-         Esperemos.
-         Eso no se apaga, no me haga perder el tiempo.Escena catorce. Vaya a su puesto.

¡Acción!

Es tarde cuando sale del set de grabación. El Quijote camina por las calles hasta su apartamento. Años han pasado desde que lo echaron del teatro. Iban a demolerlo y él estaba muy viejo. Ellos  necesitaban el espacio; no podía vivir en un teatro sin actores ni público; no podía vivir en el teatro de nadie. Alquiló al apartamento a una señora con muchos gatos. Lo alquiló porque el lugar era económico, incluía dos gatos y estaba muy cerca de la zona de teatros. Al gato grande le puso Rocinante y al otro Babieca; les quedaban sus nombres.

El Quijote come medianamente bien. No cocina mucho pero el cine y el teatro le han estado pagando bien últimamente, así que se permite pedir a domicilio todos los días. No sale mucho, no le gusta hablar, solo leer escondido en su apartamento. A veces sube a jugar con la baraja española de la señora de los gatos, hasta que ella lo despacha por sueño. Luego mira cine español de caballería hasta que se aburre. Su vida está llena de calle, pero calle sin significado, calle de ciudad, de gente, de movimiento, de indiferencia. Don Quijote se cansa con facilidad y siente que las horas se pasan rápido hasta que llegan a él y justo cuando están a su lado, abren una partida de ajedrez y no siguen hasta terminarla. Pueden pasar años de su vida mirando el reloj con la misma hora. Por eso prefiere releer la obra. No quiere dejar pasar nada. Afuera llueve y piensa que en el Quijote sí llovió una vez.Trata de acordarse cuál es el momento pero el sueño precede a la respuesta y se deja caer con toda su armadura sobre la cama.

Debe estar en el set a las 8. A las siete ya está en la puerta, esperando a que abran. El Quijote madruga mucho para llegar caminando a tiempo; no viaja en el transporte moderno y arbitrario. La chica que abre llega ojerosa faltando diez y saluda sin mucho humor. Abre la puerta del set y se pierde adentro sin esperarlo. El Quijote pasa la puerta y cuelga su armadura junto a la entrada. Camina hasta el set y espera. Pronto llegan todos y comienzan a prepararse.

-         Hoy interiores para hacer feliz al Quijote. La escena de la quema de libros de primero.

Miguel se termina de organizar su bigote y sonríe al director con su peculiar megáfono en la mano. Afuera sigue lloviendo, pero esta vez es un interior; todo es más coherente, menos loco.

¡Acción!

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