Creo que el fondo del mar es el mejor lugar para pensar y la música el sedante más efectivo. Creo en la familia como un grupo de “amigos” aparentemente desinteresados y en los amigos como una nueva familia dispuesta a enseñarnos todo lo que no necesitamos. Creo en que se puede vivir sin consumir carne y que una buena carcajada nunca está de más. Pero, ¿Por qué creo en todo esto? Puedo mencionar razones individuales para cada uno de los gustos y aun así no estaría resolviendo la pregunta. Supongo que todos necesitamos algo en lo que creer, algo que nos defina. Sin creencias seriamos marionetas sin voluntad, recipientes vacios. Mi primo mencionó algo interesante, o bueno, que a mí en ese momento me pareció un buen apunte: “Algunas personas creen en lo que creen porque es algo sencillo de defender”.
Por ahora, me gustaría resolver el porqué de las pocas cosas que mencione anteriormente. El mar es profundo, fresco y tiene su propia música. Te da la oportunidad de sentirte como quieras. Puedes temerle a su profundidad, esconderte en su oscuridad o disfrutar su frescura y su tranquilidad. Tus pensamientos siguen el ritmo de las olas, tu mirada se pierde en la línea del horizonte – u otras líneas curvas en su playa – y te dejas llevar como quieras; él siempre reaccionara a ti de la misma manera que tú reacciones a él, y si vas tranquilo, sabrás de lo que hablo.
En la música, al igual que en el mar, tú puedes encontrar tranquilidad. Algunos temas musicales evocan los sentimientos que el artista plasmo en ellos y siempre hay una canción para neutralizar tu estado de ánimo. No es muy difícil dejarte atrapar por su encanto si sabes elegir. Alguna vez escuche que la música “domaba” fieras y ¿Por qué no? Nuestro lado instintivo y emocional necesita un domador para que esa “fiera” que llevamos dentro no vaya a morder a nadie.
Desglosando ideas y abarcando lo mencionado llegamos a la familia y los amigos; desde mi perspectiva, cada persona crece junto a seres que lo cuidan, lo educan y lo quieren. Seres que se preocupan y piensan en esa persona. Estos por su parte se dividen en dos clases: los familiares que saben todo de ti pero no te lo dicen, que respetan tu intimidad, tu espacio y tu tiempo, y aquellos que se meten hasta en la sopa, están interesados en todo lo que te ocurre y si de ellos dependiera, vivirían la vida de la persona como si fuera una extensión de la propia. Aquellos que disfrutan las cómodas rutinas compartidas y vuelven un almuerzo toda una discusión filosófica sobre algo insospechado.
Por último, en la línea de argumentos, dejando la ciencia de lado e ignorando todas las justificaciones de que existe una proteína irremplazable en la carne, creo que se puede vivir sin carne. La mayoría de los nutrientes que el cuerpo necesita lo proveen muchos vegetales, granos, hortalizas, etc, los cuales no se han “movido” antes. Por otra parte, la cocina vegetariana es deliciosa. Está llena de sorpresas y créanlo, no se limita a una dieta de ensaladas insulsas y verduras hervidas. Cabe aclarar que no abandono el huevo ni los lácteos, tampoco soy un extremista. En este punto puedo agregar algo: no creo en que vivir en los extremos sea algo sensato, y caer en uno de ellos es uno de mis miedos. De hecho es la razón por la que me gusta escaparme en lo jocoso. El ingenio y el sonido de una dulce carcajada son cosas que te neutralizan, relajan el ambiente y te ayudan a pensar de una manera más eficiente. Las personas tienden a vivir enfocadas en los problemas, siempre tratando de caer al lado oscuro de la vida, tachándola de realidad y quejándose de su propia rutina como si fuera mártir de su propio mundo. El miedo a caer en ese extremo me da una razón para creer en la necesidad de la risa para la vida diaria. Útil herramienta… Hay que hacer buen uso de ella.
Creo en lo que creo porque se me hace fácil defenderlo. Creo en lo que creo porque me define y me facilita enfrentar un mundo con algo que ya esté arraigado. Aun así nada es definitivo. Ahora me digo panda, pero mañana seré un hombre. Todo cambia y el “absoluto” se vuelve pronto una definición voluble. Soy quien soy ahora sencillamente porque las experiencias, los razonamientos, los prejuicios y el continuo vivir me han enseñado a ser así y a creer en lo necesario para seguir adelante.
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