martes, 29 de marzo de 2011

Cartas y guerras sazonadas con distancia

Dulzura…

No te imaginas el placer y el regocijo que la noticia de la íntima relación entre mi mejor amigo y la persona que amo trajo consigo.  ¿Cómo evitar la euforia? Nunca me había sentido tan feliz por algo de tan poca importancia. Pero eso no es lo primero que quiero tratar. Me encantaría comenzar mencionándote las merecidas vacaciones que en este momento estoy pasando. Ha pasado de todo. He vivido experiencias que no veré de nuevo. Aun así, mis compañeros no se ven del todo felices y se quejan de cualquier cortadita en algún brazo o pierna. No entiendo como no  encuentran ningún placer en este tour, pero créelo, yo lo disfruto. ¿Y sabes qué? La noche, que es el único momento en donde no todo es fiesta y estoy solo, es cuando mejor la pasó ya que puedo dedicarla solo a pensar en ti. Pero claro, tú no tienes  que hacer ningún esfuerzo ya que es mi mejor amigo quien mantiene tibio el lecho que compramos durante nuestro matrimonio y es mi mejor amigo quien ahora cuida de ti y satisface los vacios en tu interior. Sabía que podía confiar en él. Un gran tipo. Haciendo feliz a la única mujer que amo mientras yo me voy de juerga a otro país. Si, definitivamente un gran tipo.

Pero bueno, basta de insulsos lamentos. Quería agradecerte por lo que has hecho. Siempre supe que mi amor no te bastaba, que yo no te completaba. El tiempo que pasábamos juntos en silencio, los abrazos rechazados cuando necesitaba cariño, todo era una prueba. Pero, ¿Qué podía hacer? Buscaba todo el tiempo tu felicidad y esperaba que la encontraras conmigo. Cada persona que murió en mi lugar en esta guerra, cada amigo que abandoné en medio del combate para preservar mi vida eran mi pasaje para volver a tu lado y amarte. Que ingenuo de mi parte. Ahora que estoy a punto de lograr mi cometido veo que esto no tiene sentido. ¿Qué me espera en mi patria? ¿Una medalla, el dinero de seis meses que probablemente ya hayan caído a tus manos y una sarta infinita de disculpas mal justificadas? No creo que merezca tanto. Es más, no deseo tanto. Me contentaría con que mi apreciado enemigo completara su misión de frustrar la mía. Y claro, tendría que pagar con mi vida pero bueno, son solo detalles.

No puedo escribir más. Si continúo, esta carta será ilegible por el continuo gotear de mis ojos. La felicidad también trae lágrimas consigo ¿sabes? Lagrimas secas que no dicen nada pero esconden un secreto. Un secreto que espero de corazón nunca llegue a tus oídos. No me gustaría que te enteraras de lo mucho que me has decepcionado y el vacio que tu cariño me ha dejado. Me sentiría… patético… (Si, si es posible sentirse más patético)
  
Ahora solo queda decir adiós. Supongo que ya te habías enterado pero yo no creo en las segundas oportunidades ni en las galletas de la fortuna. Solo me queda desearte, desde el fondo de mi alma, toda la suerte que una persona como tú merece… Adiós dulzura… y hasta nunca…
Tuyo hasta la muerte,

Daniel…

3 comentarios:

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  2. Sugoi. Awesome. Simplemente genial.

    Nada qué decir en contra, me encantó >P

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  3. Esta fué la primer cosa que supe de vos, y aunque es triste, demasiado triste... me encanta la forma en la que se refiere a su mejor amigo.. aunque me niego a creer que este relato no tiene fondo en la realidad... Jummm...

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