No, hoy no te veré. Me quedaré en mi cuarto con mi calma y mi paz, sonriendole al techo que sabe escucharme. Hoy me alejaré de tus mimos desesperados y tus caricias que nunca llegan más allá de la piel.
Lo siento, no me esperes: tengo pereza
Sí - pensó ella - hoy tengo pereza de estar contigo
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