- Buenas noches. Es que necesito comprar algo… pero no sé cual usar…
- ¿Tiene prescripción médica? – La muchacha se acomodó sus gafas y le miró
- No, la verdad es que no creo que se necesite…
- No te puedo vender nada sin prescripción médica…
- Niña, lo que pasa es que necesito unos… unos condones…
La Joven lo miró tras sus lentes de marco azul. Sabía desde un principio lo que buscaba pero había preferido dejarle hablar. Normalmente eran niños lindos los que venían, pero quien estaba frente a ella ya estaba hecho un hombre; 22, 23 años quizás.
- Ah, Condones – exclamó la muchacha – No sé mucho de ellos porque no soy hombre, pero puede preguntarle a algunos de nuestros clientes. ¿alguien interesado?
Varios ancianos voltearon a mirar, pero sus esposas los arrastraron para seguir mirando. Nadie más se volvió.
- Increíble. Entonces le guiare yo misma – Se sonrió y salió del mostrador.
- Gracias… - El hombre la siguió hasta uno de los estantes más alejados.
- Aquí hay varios tipos. Lubricados, sin lubricar, con sabores, cubiertos de chocolate, de plástico. También hay varios tamaños.
- ¿En… En serio?
- Sí, ¿de qué tamaño la tiene?
- ¿De qué tamaño tengo qué? –tragó saliva – Normal… supongo
- ¿Normal, y eso cuanto es? ¿15 cms?
- No… un poco más grande…
- ¿20?
El hombre negó y bajó la mirada. La chica se sonrojó.
- ¿Más grande? - ahora fue ella la que tragó saliva - ¿Para tu novia es primera vez?
- Sí… también.
- Perfecto. Te recomiendo unas lubricadas de… estás. Si no te sirven, te conviene usar una bolsa plástica.
El hombre las tomó con las manos cubiertas de sudor y evitó la mirada de la joven dependienta. Estaba rojo.
- ¿Tienen una buena relación? – Preguntó ella como algo casual
- ¿Por qué lo preguntas?
- En el sexo es importante el amor; sobre todo si es una primera vez.
- Sí… estamos bien… Queremos probar.
- Está bien, entonces ven conmigo a la caja.
Ambos fueron hasta la caja. El guardia los miraba sorprendido desde la puerta mientras ponía el dedo índice en el brazo, tratando de medirlo. La dependienta le cobró al hombre y empacó en una bolsa plástica la cajita.
- Muchas gracias
- Es un placer – respondió ella.
El hombre se volteó, pero la joven lo detuvo de la muñeca y le jaló hasta tenerlo cerca de su rostro.
- Siempre puedes volver si tienes problemas para ponértelos o para usarlos. Puedo proveerte de un curso gratis y privado.
Le guiño un ojo y le soltó. El hombre se quedo mirándola y luego salió de la droguería sorprendido. Aún así se estremeció cuando sintió una mano en el hombro.
- Animo hombre – Dijo el guarda sonriéndole detrás de su bigote – Vos podes con las dos. Sos mi héroe… Animo
Se miraron un segundo y el guarda le soltó y le empujó levemente en la espalda. El hombre se quedó sorprendido mientras asimilaba todo lo ocurrido. Se detuvo frente a un baño y lo entendió todo. Soltó una carcajada y aplaudió; luego salió caminando para salir del centro comercial hacia lo incierto, porque ese lugar que dejaba era lo único cierto que hasta entonces, le había ofrecido su vida.
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