Rostro afilado, mirada precavida,
brazo incompleto en el misterio del bolsillo.
Calles nómadas, aceras desoladas;
solo el miedo predice lo que viene
y se escurre como hielo por mi espalda…
brazo incompleto en el misterio del bolsillo.
Calles nómadas, aceras desoladas;
solo el miedo predice lo que viene
y se escurre como hielo por mi espalda…
Vicio, deudas, responsabilidad,
dinero, dinero, dinero.
Un puñal, valentía y huevos,
una víctima sencilla y descuidada,
quizás una montaña de grasa con gafas,
o alguna mujer desprevenida,
confiando en las pérfidas farolas.
Se choca el miedo y la necesidad,
el hombre que pierde por prejuicios,
la experiencia que aporta en calidad
y las sombras en la noche se detienen,
para el juego y el brillo de un puñal,
que sin filo vacía los bolsillos,
e impone autoridad al desgraciado.
Oídos sordos a ruegos desbocados,
miedo, soledad y una farola rota en una esquina.
Nota: Trabajo presentado, como adjunto al proyecto de prejuicios visuales, para la clase de antropología y literatura con la profesora Mercedes Ortiz.
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