Muchas canciones llegaron a mi vida, se instalaron un rato en mi rutina diaria y luego se fueron sin “decir” adiós. Muchas personas han pasado a través de la historia de estos últimos 20 años, algunas dejando huellas, otras sencillamente una mancha de tinta. Pero hubo una canción y hubo una persona que llegaron a la misma vez a mi “mundo”, unidas por la historia de un intento de amistad y el choque de un amor idealizado. La canción no refiere a la historia, pero me arrastra por las decisiones tomadas – la mayoría muy cobardes – y las emociones que en ese entonces me envolvían; es un tema de jarabe de palo, de su primer álbum “la flaca”, se llama: “Dueño de mi silencio”.
La canción nos cuenta la historia de un amor que se acabó. El primer y segundo verso antes del coro nos muestran como todo lo que llevo a la pareja a estar juntos ya ha desaparecido, no existe; nos revela que los sentimientos – al menos los de un lado de la relación – Se han “apagado” totalmente y aunque el personaje busca dar marcha atrás y encontrar lo que antes les unió, siempre regresa al punto de partida donde ya no siente nada por su pareja y sabe que la relación llegó a un callejón sin salida; cómo dice Pau Donés en la canción: “ya no brilla la luz que me llevó a tu vera”, que en mis palabras sería algo como “ya no encuentro lo que alguna vez nos unió”.
En el coro, el autor nos expone la decisión tomada por el personaje principal de la canción: No ser esclavo de sus palabras. Se me ocurre pensar que éste prefiere callar, ser “dueño de su silencio” antes que hacer falsas promesas o mentir acerca de lo que realmente siente. El personaje ha decidido abandonar las palabras que eran la rutina de la relación y ser “neutral” en lo que quiere decir, para no encadenarse a lo que sus labios pronuncian.
El tercer verso, y uno de los que más me afectó, nos refiere a un final. Todo lo que empieza debe terminar en algún momento, “no hay cielo sin estrellas ni un principio sin un fin”. Aquí el personaje termina la relación, justificándose en el hecho de que ése, es el momento correcto y alguna vez tenía que llegar; cuanto antes mejor. Termina el verso diciéndole que “después del invierno viene la primavera” el cual se aplica a ambos lados de la ex pareja; Al fin él es “libre” ¿no? Su primavera llegó después de la helada que fue el darse cuenta que la relación no funcionaría.
El final de la historia es una despedida. El autor nos cuenta como su personaje principal no consigue mantener una amistad con su ex pareja después de la relación y decide rendirse. Le pide que se quede con los buenos recuerdos y se olvide de él; es tiempo para ella de superar esa etapa de melancolía y seguir con su vida. Este verso en especial fue el que dejó un “rayón” en mi memoria, ya que yo tomé esa decisión de dejarla ir como amiga, en vez de darme otra oportunidad.
Esta canción no es de las obras más importantes de la banda “Jarabe de palo” pero sin duda una de las que más me gusta. Cabe decir, por otro lado, que la canción es sencilla de entender, está llena de lugares comunes y aunque cada oyente le pueda dar la interpretación que quiera, se puede caer fácilmente en lo más “obvio”, lo que nos muestran las imágenes de cada verso. Por mi lado, viviendo un “rechazo amoroso”, me sentí identificado con parte de la letra de la canción, aunque mi historia fuera de lejos parecida a la de la letra de “dueño de mi silencio”.
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